Que decir sobre mi mismo
que otros no hayan padecido ya.
Dejaré una estampa en vuestra memoria
para que no podáis olvidarme.
Soy aquel que amaneció un día
preso del pesar de los indefensos,
huérfano de toda patria y sin un nombre
a veces corto, otras mas estrecho.
En los sinfines de la derrota
amotiné a los regulares,
huí de los mejores,
y me uní a los perdedores.
Soy aquel a quien se critica
antes de conocer,
al que se le da la mano
cuando ha de temer por su espalda.
Quiero escribir un verso cada noche
y poder ser mas libre cada día.
Soy aquel que se dice
adicto a la mentira y la derrota.
No puedo ir en contra
de la dictadura de los perezosos,
ni abrazarle a la voz
del tedio del “es lo que hay”.
Soy aquel que atraviesa cruzadas
sembrando a su paso tempestades
y dejando en la palma de la mano
el beso de judas escrito.
Sin perdón,
sin religión,
sin sacrificio.
Soy el genio sin talento,
soy un vago sin remedio;
Soy el revestimiento de cobre
que no tiene nada que proteger.
Hoy estoy dando los pasos
que tantas veces dije que daría.
Me sienta tan bien el traje de triunfador
cuando suelo jugar contra perdedores.
Iré a algún lugar
donde haya buena energía
para poder componer
e idear una salida.
Esta es la historia
de aquel que odia a las mujeres
y está condenado a vivir continuamente enamorado.
Al final,
la soledad nos acaba capturando a todos.
